miércoles, 28 de enero de 2009
Aedes Aegypti, el músico
Tratándose de insectos, encontré una cierta analogía con un proyecto que acababa yo de finalizar en el Centre National des Technologies Nucléaires de Sidi Tabet (Túnez), comprometido con la puesta en el entorno, semanalmente, de un millón de moscas macho adultas de la especie mediterránea Ceratitis Capitata, algo menor que la mosca doméstica, convenientemente irradiadas para inactivar el resultado de su previsible relación sexual con la hembra, así dicho en fino. Se trataba de evitar o al menos controlar el crecimiento del vector de esta cosmopolita mosca, responsable de importantes daños económicos en los cultivos frutales de la región.
Les expliqué a los chicos lo que hacíamos en Sidi Tabet y ellos me contaron detalladamente lo que hacían en Cornell.
Los mosquitos pasan por diversas pruebas "poco comunes", diría yo. En primer lugar, se les anestesia para que se relajen, de modo que no vuelen ni caminen. Acto seguido se les aplica en la espalda una pequeña cantidad de superpegamento para adherirlos a una minúscula soga que los mantiene en el aire. Cuando los mosquitos despiertan y comienzan a mover sus alas y a producir sonidos, los investigadores les acercan ejemplares diferentes.
Los resultados de aquel estudio acaban de publicarse en la revista Science. Muestran que el zumbido de un mosquito macho alcanza los 600 hercios, mientras que el de las hembras se sitúa en los 400. Los machos varían su zumbido para coordinar su tono con el de las hembras, acercándose a lo que los investigadores califican como el dueto perfecto, pudiendo sonar juntos a una frecuencia de hasta 1.200 hercios.
Se supone que esta armonía musical está relacionada con algún tipo de mecanismo de seleción sexual. Los potenciales compañeros incapaces de coordinar sus tonos serían rechazados, considerados por el sexo contrario como inadecuados para la reproducción. Si la pareja no hace el dúo, no es su media naranja y el macho tendrá que irse con la música a otra parte -nunca mejor dicho- a mojar el churro en otro humedal.
Ignoro si estos resultados son extrapolables al género humano pero, por si suena, voy a comprarme una flauta, a ver si doy con mi media mandarina para hacer un dúo pélvico-púbico a la frecuencia que el cuerpo permita.
FOTO: Aedes Aegypti sorprendido en pleno desayuno.
martes, 27 de enero de 2009
Die Natch von Saragossa
Tampoco estaría yo escribiendo esta nota de no ser porque la traducción al español de título tan sugestivo no es otra que La noche de Zaragoza, ciudad al otro lado del charco en la que tengo mis amores más profundos, mis cariños más sentidos y mis afectos más consolidados.
El año en que ardió el Reichstag, el año en que Fritz Lang, Arnold Schönberg y otros prójimos hicieron sus maletas tras verle los colmillos a Hitler, Die Natch von Saragossa fue compuesta para que se bailara, con éxito arrollador, en los mejores salones de la capital. La guerra acabó sepultándola en el olvido y hoy solo conocen su existencia los coleccionistas de discos de pizarra de 78 rpm.
Podéis escucharla aquí -haciendo click sobre la flechita de la izquierda que apunta a la derecha- cantada por una celebridad, Agustin Egen, al que llamaban el Rudy Vallee de Alemania. Rudy fue el primero en grabar As time goes by, 13 años después de que se estrenara la inolvidable Casablanca de Bogart y Bergman.
Para mí, lo fascinante de la canción es el misterio de su título: ¿por qué Zaragoza?... ¿qué se dice de ella?... En realidad, nada. La verdad es que dice Zaragoza como podría decir cualquier otro lugar del mundo. Ni el nombre de la ciudad era necesario para la rima, ni la letra ofrece ninguna pista. Tal vez los autores tuvieran algún tipo de relación con la capital aragonesa.
El origen de la canción también es un tanto oscuro. Según la etiqueta del disco, se trata de una obra original de Frey y Wilczynski. El primero de ellos parece ser quien puso letra a algunas canciones populares y el segundo apellido apunta a un compositor de origen polaco, presumiblemente judío, muy conocido en la Alemania de la época, que compuso para las principales orquestas del momento.
En cualquier caso, Die Natch von Saragossa fue un éxito entre lo más selecto de la sociedad alemana, considerando que el Excelsior donde se tocaba era el hotel cumbre del lujo, con 600 habitaciones, 9 restaurantes y una biblioteca en la que cada día se podían leer 200 periódicos de todo el mundo. El partido nazi quiso convertirlo en el cuartel general de Hitler. El director del hotel rechazó la idea y acabó pagándolo caro. Pero eso fue después y es otra historia.
FOTO: Etiqueta del disco de pizarra publicado por el sello Kristall.
martes, 6 de enero de 2009
El GR-11 y la Santa Compaña
Decidimos olvidarnos del GR-11 y optamos por algunos senderos en cotas más bajas que, teóricamente, deberían estar más transitables. La niebla nos jugó unas cuantas malas pasadas. Lo cierto es que salimos advertidos de este riesgo, pero hicimos oídos sordos a los aguafiestas de servicio, contando con nuestra experiencia en la zona y, por si un aquel, con brújulas y mapas como complementos necesarios para el caso.
La aventura terminó bien… Bien jodidos, por la dichosa niebla, con el frío metido hasta los huesos, pero contentos de haber superado la prueba. Aquí van unas pocas fotos.
Esta primera me recuerda una antigua leyenda gallega: la procesión de la Santa Compaña. Se trataba de una pequeña comitiva nocturna de dos filas de espíritus -según algunos, almas de muertos- llevando, cada uno, una luz. A la cabeza va el portador de una cruz y un caldero. El caldero es un recipiente mágico celta, contenedor de la energía femenina: sentimientos, inconsciente, receptividad, intuición... En algunas versiones de la leyenda, este portador es un humano vivo, condenado a vagar por las noches con ellos hasta encontrar en su camino a otro humano al que entregará la cruz y el caldero. Hasta entonces irá aumentando a diario su palidez y adelgazamiento, sin que pueda recordar, durante el día, su actividad nocturna.
Aquí vamos ya un poco mejor, caminando por una zona libre de nieve, sin los impermeables que nos protegieron del frío bajo cero y de la humedad de la niebla omnipresente. El último soy yo, con una remera gris de manga corta que me traje de Asunción. Me tuve que abrigar enseguida, por cierto, para evitar mayores males.
Esto es el Paseo de Colón, ya en Zaragoza, con el carril bici en primer plano y aún con algo de la neblina que nos acompañó en la montaña. Yo vivo al lado, al final del parque que se ve a la derecha. No sé por qué se llama Paseo de Colón, porque estoy muy seguro de que el almirante don Cristóbal jamás paseo por acá, a pesar de que, a la izquierda, sin que se aprecie en la foto, discurre el Canal Imperial de Aragón, que fue navegable en la antigüedad, mucho después de que las legiones romanas fundaran, en el año 13 antes de Cristo, la ciudad de Cesaraugusta -por lo de César Augusto emperador- hoy nuestra moderna Zaragoza.
Reyes Magos
jueves, 1 de enero de 2009
¡ Bienvenido, 2009 !
Luces y sombras, éxitos y fracasos, alegrías y dolor intenso… de todo hubo, como en botica. Una mujer -los más lindos ojos que jamás me miraron- transformó en frescas rosas rojas las flores negras que otra mujer sembró en mis sentimientos. Mi contribución, junto con un matemático del MIT, a una de las hipótesis más importantes de la topología, nos supuso a los dos un premio en dólares y el reconocimiento de un pequeño sector de la comunidad científica internacional. La decisión de aceptar la prórroga de mi compromiso con el proyecto durante todo el 2009, a petición de personas que valoran positivamente mi trabajo y consideran importante mi aportación a la consecución de sus objetivos, es otro valor de peso en el haber del año finiquitado.
Pero, sobre todo, de lo que más orgulloso me siento es de haber disfrutado durante 365 días de la amistad de gente maravillosa, de amigos incondicionales, de personas que consolidaron mis ideas y me regalaron su afecto, cariño y devoción.
Estas son mis luces, mis modestos éxitos y mis alegrías. Sombras, fracasos y dolor se disolvieron en la nada, se fueron con el viento del olvido.
A toda la gente amable y benévola con la que transité este año por los caminos de mi vida, que modeló afectuosamente mis sentimientos, que me aportó una visión del mundo necesariamente distinta a mi propia percepción, la llevaré en mi memoria hasta que el tiempo inexorable la postergue a la necrópolis de los recuerdos. Unos pocos, sin embargo, se quedarán para siempre en mi corazón.
En el 2009 esperanzador, Año Internacional de la Astronomía, notable encrucijada para idealizar, poetizar, sublimar y reflexionar contemplando el firmamento 400 años después de Galileo Galilei, que nunca nos falte un sueño por el que luchar, un proyecto que realizar, algo que aprender, un lugar a donde ir y alguien a quien querer... o que le ponga tu nombre a una estrella.
¡Feliz año nuevo!
FOTO: María, un hermoso sueño para el 2009.