miércoles, 28 de enero de 2009

Aedes Aegypti, el músico

Durante mi breve paso por la Cornell Univesity, Athica, NY, en un curso sobre seguridad alimentaria de la FDA, conocí a un par de jóvenes investigadores dedicados en cuerpo y alma a la inútil tarea de descubrir los rituales de apareamiento del mosquito Aedes Aegypti, díptero bichito bien conocido y odiado en Paraguay, frecuentemente infestado con el virus del dengue y responsable de su propagación. Simpaticé con su trabajo y me interesé por sus avances.

Tratándose de insectos, encontré una cierta analogía con un proyecto que acababa yo de finalizar en el Centre National des Technologies Nucléaires de Sidi Tabet (Túnez), comprometido con la puesta en el entorno, semanalmente, de un millón de moscas macho adultas de la especie mediterránea Ceratitis Capitata, algo menor que la mosca doméstica, convenientemente irradiadas para inactivar el resultado de su previsible relación sexual con la hembra, así dicho en fino. Se trataba de evitar o al menos controlar el crecimiento del vector de esta cosmopolita mosca, responsable de importantes daños económicos en los cultivos frutales de la región.

Les expliqué a los chicos lo que hacíamos en Sidi Tabet y ellos me contaron detalladamente lo que hacían en Cornell.

Los mosquitos pasan por diversas pruebas "poco comunes", diría yo. En primer lugar, se les anestesia para que se relajen, de modo que no vuelen ni caminen. Acto seguido se les aplica en la espalda una pequeña cantidad de superpegamento para adherirlos a una minúscula soga que los mantiene en el aire. Cuando los mosquitos despiertan y comienzan a mover sus alas y a producir sonidos, los investigadores les acercan ejemplares diferentes.

Los resultados de aquel estudio acaban de publicarse en la revista Science. Muestran que el zumbido de un mosquito macho alcanza los 600 hercios, mientras que el de las hembras se sitúa en los 400. Los machos varían su zumbido para coordinar su tono con el de las hembras, acercándose a lo que los investigadores califican como el dueto perfecto, pudiendo sonar juntos a una frecuencia de hasta 1.200 hercios.

Se supone que esta armonía musical está relacionada con algún tipo de mecanismo de seleción sexual. Los potenciales compañeros incapaces de coordinar sus tonos serían rechazados, considerados por el sexo contrario como inadecuados para la reproducción. Si la pareja no hace el dúo, no es su media naranja y el macho tendrá que irse con la música a otra parte -nunca mejor dicho- a mojar el churro en otro humedal.

Ignoro si estos resultados son extrapolables al género humano pero, por si suena, voy a comprarme una flauta, a ver si doy con mi media mandarina para hacer un dúo pélvico-púbico a la frecuencia que el cuerpo permita.

FOTO: Aedes Aegypti sorprendido en pleno desayuno.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

jajaja, pero que guapo eres, jajajaja!!! Ya voy a leer enseguida..

Anónimo dijo...

En Europa se le conoce como "mosquito tigre". Se detectó en Cataluña en agosto del 2004 y se especula que llegó desde Italia en algún transporte internacional de neumáticos usados, hábitat ideal de la especie. Se le combate con la bacteria "bacillus thurigensis" y cobre metálico. Es una especie con un rango de adaptabilidad muy alto.

Anónimo dijo...

La especie detectada en Cataluña es la "aedes albopictus" muy similar a la "aegypti" e igualmente responsable de la difusión del dengue y de la fiebre amarilla. Tras la experiencia italiana, donde el mosquito está muy extendido, hay muchas posibilidades de que se propague por toda España, excepto en las zonas desérticas, porque allí no sobrevive.