martes, 6 de enero de 2009

El GR-11 y la Santa Compaña

El GR-11, también conocido como senda pirenaica, es un gran recorrido de 47 etapas que cruza todo el Pirineo español, desde el Cabo Higuer en el Mar Cantábrico hasta el de Creus en el Mediterráneo. Nos habíamos propuesto hacer un par de etapas durante los días 2 y 3 de enero, pero encontramos la cota de nieve demasiado baja, de modo que hubiéramos necesitado esquíes, raquetas y tal vez hasta crampones para avanzar por algún tramo helado. Demasiado equipo para lo pretendido: una pequeña travesía sin complicaciones.

Decidimos olvidarnos del GR-11 y optamos por algunos senderos en cotas más bajas que, teóricamente, deberían estar más transitables. La niebla nos jugó unas cuantas malas pasadas. Lo cierto es que salimos advertidos de este riesgo, pero hicimos oídos sordos a los aguafiestas de servicio, contando con nuestra experiencia en la zona y, por si un aquel, con brújulas y mapas como complementos necesarios para el caso.

La aventura terminó bien… Bien jodidos, por la dichosa niebla, con el frío metido hasta los huesos, pero contentos de haber superado la prueba. Aquí van unas pocas fotos.


Esta primera me recuerda una antigua leyenda gallega: la procesión de la Santa Compaña. Se trataba de una pequeña comitiva nocturna de dos filas de espíritus -según algunos, almas de muertos- llevando, cada uno, una luz. A la cabeza va el portador de una cruz y un caldero. El caldero es un recipiente mágico celta, contenedor de la energía femenina: sentimientos, inconsciente, receptividad, intuición... En algunas versiones de la leyenda, este portador es un humano vivo, condenado a vagar por las noches con ellos hasta encontrar en su camino a otro humano al que entregará la cruz y el caldero. Hasta entonces irá aumentando a diario su palidez y adelgazamiento, sin que pueda recordar, durante el día, su actividad nocturna.

Aquí vamos ya un poco mejor, caminando por una zona libre de nieve, sin los impermeables que nos protegieron del frío bajo cero y de la humedad de la niebla omnipresente. El último soy yo, con una remera gris de manga corta que me traje de Asunción. Me tuve que abrigar enseguida, por cierto, para evitar mayores males.

Esto es el Paseo de Colón, ya en Zaragoza, con el carril bici en primer plano y aún con algo de la neblina que nos acompañó en la montaña. Yo vivo al lado, al final del parque que se ve a la derecha. No sé por qué se llama Paseo de Colón, porque estoy muy seguro de que el almirante don Cristóbal jamás paseo por acá, a pesar de que, a la izquierda, sin que se aprecie en la foto, discurre el Canal Imperial de Aragón, que fue navegable en la antigüedad, mucho después de que las legiones romanas fundaran, en el año 13 antes de Cristo, la ciudad de Cesaraugusta -por lo de César Augusto emperador- hoy nuestra moderna Zaragoza.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Leí gran parte del blog, realmente me encantó, super lindo y y muy sincera la forma que escribís y muy interesante... Te gustó Villarrica, yo termine la facu ahí, viví solo dos años pero me pareció una de las ciudades mas lindas que tiene Paraguay, chiquita pero completa, como dicen ellos...