domingo, 4 de octubre de 2009

Walter Cronkite, periodista


Aunque el periodismo norteamericano fue, hasta el 11 de septiembre de 2001, mucho más que poner los pies encima de la mesa, Walter Cronkite tenía en su despacho una fotografía suya en la que aparecía en esa escasamente ortodoxa postura.

Ha muerto a los 92 años y con él ha desaparecido cualquier vestigio de una forma de ser y de hacer el periodismo. Era tal su credibilidad que en los Estados Unidos se decía que, hasta que Walter Cronkite no contaba una noticia, el público norteamericano no la daba por buena.

Para Walter, el periodismo era mucho más que aparecer y aparentar. Conocía su capacidad de influencia, bien ganada por su integridad profesional, y no se arredraba frente al poder. Fue el primero en contar la verdad de lo que estaba pasando en la guerra de Vietnam y, como ha reflejado un comunicado con ocasión de su fallecimiento, “Cronkite se dirigía a la nación, mientras otros se limitaban a presentar las informaciones”.

Su decisión de meter día a día, durante años, las escenas sangrientas de esa guerra en los hogares del país, fue lo que más ayudó a crear una conciencia nacional anti Vietnam entre el público y los gobernantes norteamericanos. En algún momento de su presidencia, Lyndon Johnson llegó a comentar: “Si he perdido a Cronkite, he perdido a la clase media norteamericana”.

Comenzó su andadura profesional como reportero en el diario Houston Post y después trabajó para United Press, para la que fue corresponsal durante la Segunda Guerra Mundial. Se resistió a trabajar en la televisión porque, para él, el verdadero periodismo era el de los periódicos.

Sin embargo, todos le conocían como el presentador de las noticias de la CBS, hasta el extremo de que el presidente de esta cadena ha afirmado que es imposible imaginar a la CBS News, al periodismo y a los Estados Unidos sin Walter Cronkite. Nadie duda en que la gran mayoría de los jóvenes de esta generación aprendieron con él las más ilustradas, concisas y objetivas lecciones de la historia contemporánea.

Era tan cierto lo que decía que, al final de sus informativos, añadía una frase que no dejaba lugar a dudas “And that’s the way it is” (”Y así son las cosas”).

Habría que añadir que “así eran las cosas”, porque ahora son bien distintas. Hoy en día, ni en los Estados Unidos ni mucho menos en nuestro país existe un periodismo digno de tal nombre. Hoy no hay un periodista respetado por el poder, sino halagado, comprado o perseguido por ese poder, que se siente inmune a cualquier crítica.

Fuera del poder hacer mucho frío –también para los que no sueltan el botafumeiro– y solo por esa razón podemos entender algunos discursos de elogio a la nada.

Sin embargo, es mucho más significativo leer los elocuentes silencios de algunos pesos pesados con cierto poderío intelectual, que no se pueden permitir aparecer, dentro de algún tiempo, en las hemerotecas, como los que acompañaron a las moscas camino de la gran mierda.

Hoy, los dueños de los medios de comunicación no están interesados en que se cuente la verdad, sino en que se haga propaganda de sus intereses o se destruya al contrario.

Hoy, Walter Cronkite no sería posible.

Descanse en paz.


FOTO: Cronkite como corresponsal de guerra en Vietnam.

4 comentarios:

Laura dijo...

Sí, me gustó el tema. Y ya me dan ganas de reenviárselo a vaaaaarios de esos botafumeiros, y gracias por la nueva palabra: arredrar.

Anónimo dijo...

acordate que quiero mi libro con la dedicatoria, entre la 4 y la seis cualquiera me va
un abrazo
guillermo

José María dijo...

La frase que termina con "...los que acompañaron a las moscas camino de la gran mierda" me parece magnífica y justifica toda la entrada.
¡A ver si el lunes te entregan el libro!

Unknown dijo...

Excelente, sencillamente excelente.