miércoles, 28 de octubre de 2009

Nuevas tecnologías


Apenas unos minutos después de que el Airbus 340, que nos llevaría a Madrid, despegara de Sao Paulo, mi ocasional compañero de viaje bajó su mesita, colocó sobre ella una laptop de novísima generación, pulsó el botoncito on/off y esperó a que arrancara la última versión del sistema operativo más popular y más repudiado de todos los tiempos.

No pude reprimir el deseo de echar un vistazo, de reojo, a lo que vendría a continuación, pensando que, tal vez, el hombre querría ver tranquilamente una película recién descargada con el emule o las fotos de la brasilera con la que, supuestamente, habría intimado la noche anterior o se pondría a jugar al master mind, muy recomendable para mantener la cabeza en buen estado. Mis suposiciones no se cumplieron y lo que emergió en la pantalla fue una complicada  -me pareció- hoja de cálculo sobre la que se puso a teclear con evidente soltura y máxima atención.

Se me ocurrió pensar en cómo las nuevas tecnologías han mudado el aire de nuestras vidas. En otros tiempos, aquel hombre me hubiera hablado de su trabajo, de los motivos de su viaje, de sus hijos o de sus nietos… Yo le hablaría de Katutura, mi relato recién publicado, y de lo que me gusta el bacalao con tomate que cocina mi mujer. Tantas horas de vuelo dan para mucho y quizás hasta hubiéramos intercambiado nuestras tarjetas de visita con el deseo de encontrarnos próximamente en su ciudad o en la mía. En cualquier caso, hubiera sido un viaje muy agradable.

Las nuevas tecnologías, ciertamente, han conseguido modificar en profundidad nuestro estilo de vida y algunas de nuestras costumbres más arraigadas. Durante los años vividos en Asunción muchas personas me han mandado, a través del correo electrónico, una sucesión infinita de cadenas estúpidas, sugerencias, consideraciones, recomendaciones, advertencias, admoniciones, consejos, invitaciones, observaciones, presentaciones, exabruptos, dictámenes, premios, exhortaciones, encomiendas, sinecuras y prebendas que, todas juntas, han transformado profundamente mis hábitos y transmutado mis rutinas. Con mi vecino de asiento absorto en la Excel, y sin mejor cosa que hacer, sobrevolando las Azores ya tenía yo, in mente, una lista de las más importantes:

I – No tomo Coca-Cola desde que supe que la usan para limpiar el sarro de los baños, que puede disolver mi intestino en un plisplás y que el edulcorante utilizado produce un cáncer que te saca del mundo en cuatro días.

II – No frecuento los Kentucky Fried Chicken ni los Mac Donald, porque el pollo procede de engendros horripilantes, sin ojos ni plumas, criados en laboratorios de multinacionales asesinas, y la carne molida de las hamburguesas está obtenida de lombrices mutantes que cultivan para este fin.

III – Tampoco compro leche envasada en tetrapack, porque ha sido reciclada no sé cuántas veces, como indica claramente un número impreso en la base de la caja.

IV – No tomo bebidas enlatadas, por el peligro de intoxicarme con orín de rata u otros roedores capaces de transmitir la peste bubónica.

V – Mis sobacos apestan porque no uso desodorante, que son cancerígenos, según un estudio publicado por una universidad americana de máxima solvencia.

VI – Solo veo las pelis que me bajo de internet, no vaya a ser que, en el cine me siente sobre una aguja infectada de sida o alguna otra enfermedad extraterrestre.

VII – Nunca me llegó el prometido Nokia de última generación, ni las entradas que gané para visitar Disneylandia con todos los gastos pagados, ni el fin de semana con Pamela Anderson que me pedí después de reenviar a todos mis amigos y conocidos el mantra mágico recibido del mismísimo Dalai Lama.

VIII – Transferí una buena parte de mis ahorros a la cuenta de Anne Bruce, una pobre chiquilina que enfermó en más de 3.000 ocasiones con otras tantas enfermedades extrañas y que, cosa rara, tiene siempre 7 años desde 1995.

IX – Me informaron 287 veces de que Hotmail iba a borrar mi cuenta de correo si no mandaba un determinado mensaje a toda mi lista de contactos con el que, supuestamente, se evitarían “cuentas inactivas que atrofian y aumentan el tráfico en el servicio” (sic).

X – Llevo acumulados unos 3.800 años de mala suerte, 2.906 maldiciones bíblicas y he muerto 118 veces, como consecuencia de todas las cadenas que rompí.

Además, puse mi dirección de correo en una lista con unos 10.000 imbéciles más, para salvar de la extinción a una ardilla voladora de las islas Molucas; renuncié a sacar plata de los cajeros por temor a que me clonaran la tarjeta y, en las discotecas, ya no me fío de ninguna mujer, no vaya a ser que me lleve a un hotel para drogarme y luego me quiten un riñón para venderlo en el mercado negro y dejarme muerto dentro de una heladera.


IMPORTANTE – Si no copias este texto y lo envías al menos a 500.000 personas en los próximos 30 segundos, un dinosaurio morado, que canta guaranias, vendrá a comerse a tu familia, mañana a eso de las 5:30 pm y, al salir del trabajo, una ura te meará en los ojos dejándote ciego y te saldrá una hemorroide gigante en el mismísimo orto.

3 comentarios:

Paola Neubert dijo...

juaaaaaaaaaaaaajajajajajaja, me encantaaaaa!

Oscar dijo...

Querido amigo virtual, la tecnologia ayuda mucho, en este caso la laptop, y yo como vos, recibi miles de cadenas de email de imbeciles y tontos, pero tambien cuando era uno mas joven y adolescente, tambien conoci tarados, estupidos y gillipollas, sin laptop mediante.
La tecnologia bien empleada, da sus buenos frutos.
Recorda bien que en la primera y segunda guerras mundiales y sumale la guerra civil española y de o
tros paises, murieron cientos de millones de personas, y no existian las notebooks, DVD,laptop,celulares, etc etc.
Con respecto a la muerte querido amigo, te mando una frase de Almafuerte, gran poeta Argentino,"TODOS LOS INCURABLES TIENEN CURA, 5 MINUTOS ANTES DE LA MUERTE"
Un abrazo
Oscar Doyle de Bs As

Niki McGill dijo...

jajajjajaa, Buenisimo Félix jajaja
y eso no es nada, te cuento que hace unos años atras, un día recibi el famoso correo de que me gane 1 millon de dolares, cuando eso eran los primeros años de internet en Paraguay, no sabesssssssss..... lo primero que hice fue agarrar una hoja y hacer el calculo de todo lo que haría con mis 1 millon de dolares que por supuesto nunca llegaron....lo simpático era que había ganado de una lotería que nunca jugué jajajaja....

Realmente hoy día es imposible concebir el día a día sin la tecnología a disposición....