sábado, 18 de octubre de 2008

Paola

Paola tiene el buen gusto de aparecer siempre justo cuando más lo necesito. Como hizo el otro día, que emergió como de la nada, con esos ojos azules irrepetibles, como de sirena de Ulises, para disolver mi hastío. La conocí hace un par de años en Altos y tuvo la paciencia infinita de explicarme todo lo que estaba pasando con los caballos cuarto de milla, la subasta, la carrera… todo me lo reveló como un oráculo.

Como digo, sus ojos son irrepetibles. No solo te recuerdan el color del mar. Si te acercas un poco puedes oír el rumor de la marea acariciando su cuerpo, que es como la playa donde se estrellan las olas, y te apetece enseguida hacer un poco de surfing por allá. Es muy linda, Paola, con su decidido carácter alemán, fresco, limpio y claro como un amanecer que no han contaminado ni sus años junto al mar español ni esta indecente, obscena, indecorosa, sucia, impúdica y escabrosa sociedad.

Me pidió que la llevase al cóctel de la embajada de España con ocasión de la fiesta nacional de la madre patria y, claro, a ver quién se resiste. Estrenó un vestido precioso, con un escote de vértigo, y unos zapatos de ensueño, como aquellos de la Cenicienta del cuento de hadas de Perrault. Y allá nos fuimos los dos. Ella como es, al natural, como una elegante dama, y yo sacando pecho y presumiendo de mujer. Bueno, ella también sacaba pecho, pero no tenía que esforzarse tanto como yo. La sonrisa más linda de la fiesta.

Nos acercamos a la mesa de autoridades y su belleza, elegancia, gentileza, desenvoltura, donaire y distinción no pasaron desapercibidos a ninguno de los allí presentes. Mi amigo el embajador se levantó a saludarnos y hasta el presidente de la república aceptó encantado posar junto a ella. Ahí queda la foto para la posteridad. Y yo, al otro lado de la cámara, el fotógrafo. ¡Gracias, Paola!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Paola ha puesto esta foto en su blog. Ver en http://cazuelitas.blogspot.com.